martes, 17 de julio de 2012

9 maneras ecológicas de lavar la ropa







Consejos sencillos que reducen el impacto ambiental de cada colada con sólo elegir el producto correcto de lavado.

  1. Dosifíca el detergente con tacañería. Las dosis que indican los paquetes o envases se han calculado para que salgan limpias las prendas por muy sucias que estén; normalmente podremos reducir la dosificación indicada a las tres cuartas partes o los dos tercios, sin ningún problema. Pero es aconsejable experimentar un poco. Exagerar la economía también perjudica a las prendas, ya que entonces la suciedad y, sobre todo las grasas, vuelven a depositarse en el tejido y lo impregnan.
  2. Polvo mejor que líquido. Los productos para lavar en polvo son preferibles a los líquidos, ya que éstos contaminan más las aguas residuales. Con ellos se tiende a la sobredosificación y, por otra parte, es más difícil su inclusión en un sistema kit (véase punto 6).
  3. Superjabones. Los detergentes superconcentrados son preferibles a los polvos normales. Los productos que no utilizan tensoactivos (sales destinadas a rebajar la tensión superficial para que el producto activo empape mejor) contaminan menos. Pero el sistema kit (véase punto 6). es todavía mejor que los superconcentrados.
  4. Utiliza productos sin blanqueante óptico.
    En realidad la fibra sólo recibe un mínimo porcentaje de la cantidad de blanqueante utilizada; el resto va al desagüe totalmente desaprovechado. Además no son demasiado benignos para la piel. Los productos para lencería fina y los sistemas kit (véase punto 6) no contienen agentes blanqueadores.
  5. Utiliza sólo productos exentos de fosfatos.
    Éste es el ingrediente más conflictivo de los productos para el lavado; aunque estemos conectados a un sistema de depuración de aguas residuales provisto de floculación de fosfatos, la eficacia de este sistema nunca supera el 90 por ciento. Una cierta cantidad de fosfatos irá siempre a contaminar ríos y mares. Además la floculación de lso fosfatos produce, entre otras cosas, lodos ferruginosos que no suelen tener ningún aprovechamiento y van a incrementar el volumen de los vertederos.
  6. Hazte un KIT. Utiliza un sistema de kit: el producto limpiador se dosifica siempre según la cantidad correspondiente a la dureza 1 del agua; el producto acondicionador del agua se dosifica según la dureza de ésta.

    El blanqueador sólo se añade cuando sea necesario, por ejemplo si la colada consiste exclusivamente en ropa blanca, etc. se encuentran estos sistemas en algunos supermercados y tiendas especializadas en artículos ecológicos.

    En caso de no encontrarlos, puedes elaborar tu
    kit por tu cuenta, y consistirá en un producto limpiador para prendas finas (exento de fosfatos), un producto corriente para ablandar el agua y, en lugar del blanqueante, un quitamanchas en polvo. Como los polvos de limpiar contendrán seguramente algún tipo de acondicionador del agua (zeolitas, posiblemente), disminuiremos el proporción el que nosotros vayamos a añadir.
  7. Pasta, mejor no.
    Los limpiadores en pasta, que envasados en tubos resultan muy prácticos para los viajes, contienen no obstante cantidades enormes de tensioactivos. Por tanto, no se utilizarán o se utilizarán sólo excepcionalmente.
  8. Hazte tu bolita. Muchos fabricantes incluyen en el envase unas bolas de plástico agujereadas, o unos saquitos sujetos por un armazón de plástico, que deben llenarse con el producto limpiador y colocarse luego en medio de la colada. Todo ello con el fin de ir gastando el producto de una manera gradual y más económica. (Los plásticos vienen en todos los envases y así se amontonan y tarde o temprano irán a la basura.)

    Las lavadoras modernas están construidas de forma que evitan el desperdicio de producto limpiador durante las fases de llenado y puesta en remojo; pero aunque no contemos con tales adelantos, nada más fácil que fabricar nosotros mismos un saquito para polvos, hecho de un pedazo de lino o de algodón crudo, que cierre bien, y lo podremos reutilizar además todas las veces que queramos.
  9. Consulta a la compañía suministradora la dureza del agua de tu población o barrio; de este modo podrás dosificar con exactitud las cantidades de producto limpiador y del acondicionador.


Por Marieta
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